Momentos estelares de la existencia vol. 2
Pues si que es un momento sublime, construido únicamente con azúcar, harina, canela, huevos y nata montada.
Cuando era pequeño, y en mi pueblo habÃa tren, durante los viajes al médico de la capital habÃa un señor que vendÃa mostachones mientras el tren avanzaba con su parsimonioso traqueteo. Con tan desagradable destino, mi madre no podÃa negarse a comprarme un mostachón. Imposible olvidar el olor, el sabor y la textura de aquellos mostachones que no querÃan desprenderse del papel que les servÃa como base de horneado y como envoltura. Hermosa batalla era aquello de comerte el mostachón. Con suerte ibas arrancando el bizcocho a pellizcos y luego utilizabas la boca para hacerte con los restos, arrastrando la nariz sobre el papel y los restos del bizcocho. Um…
Éstos, puestos al dÃa con nata, tiernos y dulces también merecen la pena, aunque se perdió la miel. Nunca olvides parar en Utrera si pasas cerca y tampoco estarÃa mal que te acordases de mi. Je, je, …