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palabras bajo el peso de la gravedad

Archivo de octubre, 2006

20 de octubre de 2006

El Monotor se para

Publicado en "en tierra de nadie" por mascahierro

Hoy es el primero de los dos conciertos de despedida que Monotors han pensado dar para decir adios. Así es, lo van a dejar. Una de las bandas más valoradas de la provincia sorprende con esta decisión. Y duele, llevan tanto ahí y para todos eran una agradable referencia. Hace tanto tiempo que nos acompañan y regalan su vibrante quehacer. Sus 2, 3 o 4 conciertos anuales siempre eran momentos reseñables en la cotidianidad del sueroeste extremo que nos ha tocao vivir.

No es cuestión de apenarse en exceso. Pero duele, como si te dejase una amigueta de esas con las que tienes contactos ocasionales y que resulta fantástica para alibiar tu libido. No la volverás a ver. No más dosis de rock’n’roll monotorizado.

Tampoco creo que esta noche se pase demasiada gente por el concierto. Ya sabemos lo poco que se publicitan. Será como una reunión de amigos a la que no se si me apetece ir. No hay nada que celebrar. No suelo ir a los funerales.

De todas formas, lo más seguro es que nos veamos esta noche por la Calabaza Mecánica en Rota. El entierro definitivo será el próximo sábado en el Puerto de Santa María. Otra gira por la Costilla, que diría Migui.

18 de octubre de 2006

I hear the rain

Publicado en "en tierra de nadie, mentenblanco" por mascahierro

«I hear the rain. I hear the rain.
I hear the rain.
Got to kill the pain…»

Ha estado lloviendo todo el día. Y quizás parte de anoche cuando dormía. Ha llovido por intervalos, pero constantemente. Ha llovido en sinfonía. Ondulantemente. Sin viento. Una lluvia muy húmeda, más aún que el agua. Y todos nos fuimos a casa temprano.

Ha llovido de pronto. De un día para otro, tras toneladas de sol de otoño. Ha llovido intensamente como hace mucho no lo hacía. Han caido ricas gotas de agua fresca. Son las primeras lluvias. No hemos visto el sol, pero nadie parecía triste.

Me alegro de haber paseado el domingo. Del baño de luz que recibí caminando junto al mar. Me alegro de los músculos de las piernas cansados. De haberme adelantado a la lluvia.

Y dicen que ha llovido mucho. Más que todo el otoño pasado. Y nadie parecía triste. Y me gusto el agua que corría calle abajo. Ya llegó el otoño.

Y oigo la lluvia.